La mamoplastia, también conocida como cirugía de senos, se ha convertido en uno de los
procedimientos estéticos más solicitados a nivel mundial. Pero, ¿Qué implica realmente esta
intervención?
Más allá de la estética:
Si bien la motivación principal suele ser mejorar la estética del pecho, la mamoplastia va más
allá de lo puramente cosmético.
Puede abordarse desde tres perspectivas:
● Aumento: Dirigida a incrementar el volumen de los senos mediante implantes
mamarios de silicona o solución salina.
● Reducción: Busca disminuir el tamaño de los senos excesivamente grandes, aliviando
posibles dolores musculares y mejorando la postura.
● Reconstrucción: Se enfoca en restaurar la forma y apariencia del seno tras una
mastectomía, ayudando a recuperar la confianza y autoestima.
Técnicas a detalle:
Cada tipo de mamoplastia involucra técnicas específicas según las necesidades individuales.
En el aumento, las incisiones pueden realizarse en zonas discretas como el pliegue
inframamario, la areola o la axila. La reducción emplea diversas técnicas basadas en el
tamaño y forma del seno. La reconstrucción, por su parte, puede utilizar implantes o tejidos
autólogos (que se obtienen del mismo paciente).
La mamoplastia no es una decisión a tomar a la ligera. Entendiendo sus alcances, tipos,
técnicas y la importancia de la consulta previa con un profesional calificado, se puede
avanzar hacia una intervención segura y satisfactoria que cumpla con los objetivos
individuales, por eso, escríbenos para agendar nuestra cita de valoración.
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