Camila tiene 50 años y vive en San Antonio, Texas.
Durante mucho tiempo evitó los espejos.
No porque no se aceptara… sino porque ya no reconocía a la mujer que veía reflejada.
Su rostro y su cuello contaban una historia que no coincidía con lo que ella sentía por dentro: energía, fuerza, vida.
Pero el tiempo —y la gravedad— parecían haberle robado eso.
Un día se dijo: “No quiero verme mayor de lo que soy.” Y fue ahí cuando comenzó a buscar una respuesta diferente.
Descubrió al Dr. Daniel Correa, en Medellín, reconocido por sus técnicas que rejuvenecen sin dejar marcas, sin cortes visibles y con recuperación sorprendentemente rápida.
No buscaba parecer otra persona… solo volver a verse como la mujer que siempre ha sido.
Viajó a Medellín decidida a recuperar la apariencia que había perdido. El equipo del Dr. Correa la preparó con precisión, la cuidó durante cada instante, y acompañó su proceso como si fuera único —porque lo era.

La cirugía fue más que un cambio físico: fue una recuperación de identidad. Cuando se vio nuevamente al espejo, sus ojos brillaron. El cuello firme, la piel suave, el rostro en armonía… pero sobre todo, la misma mirada de siempre, esa que creía perdida.

Hoy Camila dice que no solo rejuveneció su cara, rejuveneció su confianza, su poder y sus ganas de vivir. “Me volví a reconocer… y fue el mejor regalo que pude darme.”

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